Camino a la Declaración
Luego de iniciadas las sesiones en marzo de 1816 y esperando la incorporación de los diputados que faltaban, el 26 de mayo, reunidos en sesión extraordinaria, los diputados elaboraron un plan de tareas con la finalidad de organizar la labor y encauzar las deliberaciones. El plan constaba de 17 temas y fue presentado por los diputados Bustamante, Gascón y Serrano. Los temas principales eran:
- Elaboración de un manifiesto a través del cual se explicara a los habitantes de todos los pueblos cuáles eran los motivos por los que se había hecho necesario la reunión de un Congreso General.
- Especificación de las atribuciones y duración del Congreso.
- Discusiones sobre la Declaración de la Independencia y elaboración del manifiesto de la misma.
- Acuerdos interprovinciales previos a la Constitución a través de pactos, como forma de consolidar y garantizar la unión.
- Tratamiento acerca de la forma de gobierno que debían adoptar las Provincias Unidas.
- Confección de un proyecto de Constitución.
- Elaboración de un plan para sostener la guerra por la libertad, provisión de armamento, establecimiento de un banco.
- Establecimiento de un reglamento de votación para el mejor funcionamiento del Congreso.
- Otros puntos: arreglo del sistema financiero, funcionamiento de la justicia, régimen militar y naval, educativo, régimen agrario.
El Redactor del Congreso Nacional, Fray Cayetano Rodríguez, fue publicando reflexiones en torno a cuestiones que era necesario considerar teniendo en cuenta la difícil situación por la que atravesaban los pueblos de las Provincias Unidas:
Reflexiones de El Redactor sobre las tareas del Congreso
(3 de Julio de 1816)
(3 de Julio de 1816)
“Aunque no disfrutáramos otros bienes al presente que la sólida satisfacción de ver reconcentradas en un punto de autoridad las provincias y pueblos del Río de la Plata, que han deferido á las ideas de necesidad y conveniencia politica, en paz y unión los ánimos divergentes, dirigidas a un objeto comun las aspiraciones particulares, reducidas á una sola las varias y contradictorias opiniones, ya que eran tantas, quantos los individuos, restablecido en gran parte el órden atacado en su raíz por la arbitrariedad y despotismo, en calma los recelos y sospechas, caudal de las almas baxas, con el mas firme apoyo las esperanzas que zozobraban yá en el alterado mar de las rivalidades, y puesto en fin el timón de la nave del Estado virtuoso y enérgico ciudadano, que con su zelo, talento y actividad, debe conducirla, y la conducirá sin duda, al puerto de seguridad y libertad á que aspiramos; aunque por ahora, digo, no reportáramos otros bienes que éstos que tocamos yá por una dulce experiencia, no podríamos lamentarnos que steriles transmissimus añños con relación al tiempo que corre desde la instalación del Soberano Congreso; y mucho mas quando éllos son el preludio de otros mayores que deben ser el resultado feliz de estas bellas disposiciones, que acreditan la docilidad de unos pueblos que sólo pudiéron desviarse, pero nunca separarse, de las rectas sendas de la probidad y justicia. Así es, que apénas asoma el òrden todos ceden á su imperio, y la vislumbre sólo de lo recto destierra el caos de incertidumbres en que gemían sumergidos. Esta noble deferencia propia del carácter de americanos libres, empeña los desvelos del Soberano Congreso en nuevas deliberaciones, y en arbitrar los medios para consumar con felicidad la obra que ha empezado con tanta gloria”.
En Asambleas Constituyentes Argentinas: Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, 1937, p. 197 y 198
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